martes, 28 de noviembre de 2017

Solemnidad de la Inmaculada Concepción 2017



     Queridas Hijas de María 2017, recibid mi saludo en estos días cercanos a celebrar la fiesta que nos congrega como lo es celebrar la Inmaculada Concepción de la Virgen María, dogma definido y proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854. Cabe recordar que  España celebra a la Inmaculada como patrona y protectora desde 1644, y el 8 de diciembre es fiesta de carácter nacional, en virtud de la Batalla de Empel del 8 de diciembre de 1585. Durante la celebración de dicha festividad, los sacerdotes en España tienen el privilegio de vestir casulla azul. Este privilegio fue otorgado por la Santa  Sede  en 1864, como agradecimiento a la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción que hizo España.

   Como leéis esta celebración tiene un gran arraigo histórico en España, y además nos recuerda que a diferencia de todos los demás seres humanos, la Virgen María no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado. Estos sencillos datos nos hacen memoria de las raíces cristianas que enmarcan esta fiesta, que quizás muchos ignoran, y hace tener un criterio frágil ante su gran significado para la cristiandad.

   La Inmaculada Virgen María se nos presenta como aquella, que vive con Dios, de la mano de Dios, que sabe fiarse de Dios, que nos invita a emprender los nuevos caminos de la Evangelización, especialmente en un mundo que tiene como ídolo al propio hombre, haciéndose casi como Dios, incluso para dominar el misterio de la vida.

   La Virgen María que no fue alcanzada por el pecado original, se nos presenta como aquella que libre del mal, puede ayudarnos a vencerlo, a salir de la oscuridad del mundo egocéntrico en que vivimos, donde se habla de tantas “libertades” y “derechos” olvidándose los deberes y obligaciones en todos los ámbitos, que son fundamentales para que nuestra sociedad valore lo que ha sido y lo que puede llegar a ser.

   Lo más triste y deshonroso para un pueblo puede llegar a ser, el que  olvide su historia o la juzgue con criterios contemporáneos, dejando de lado sus tradiciones y raíces para involucrarse en las mentalidades fugaces y necias del mundo. No os dejéis contagiar por ello, sino que con inteligencia salgamos al paso, siempre como María  de la mano de Dios.

   Agradecido por vuestro interés en que sigamos manifestando nuestra fe y celebrando esta fiesta a la Virgen María,



Vuestro Párroco.