Saludo del Sr.
Rector
Hijas de María 2018
Muy queridas Hijas de María 2018, nos acercamos a la celebración del
próximo 8 de diciembre de la Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen
María, que desde su proclamación se viene celebrando en toda la Iglesia
universal, y especialmente por parte de las “Xiquetas” de nuestros pueblos.
La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que por una
gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado, desde su
concepción. El Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula “Ineffabilis Deus” nos dijo: "...declaramos, proclamamos y definimos
que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada
inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su
concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a
los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios
y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los
fieles..."
El dogma declara que María quedó preservada de toda carencia de gracia
santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Ella
fue enriquecida desde el primer instante de su concepción con una
resplandeciente santidad del todo singular, es decir María es la "llena de
gracia" desde su concepción. (L.G.
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Este dogma de la Inmaculada Concepción, pone de relieve los efectos de la
gracia redentora de Cristo en la naturaleza humana. Todas las virtudes y las
gracias de la Virgen María las recibe de Su Hijo. La Madre de Cristo debía ser
perfectamente santa desde su concepción. Ella desde el principio recibió la
gracia y la fuerza para evitar la influencia del pecado y responder con todo su
ser a la voluntad de Dios. A María, primera redimida por Cristo, que tuvo el
privilegio de no quedar sometida ni siquiera por un instante al poder del mal y
del pecado, los cristianos la miramos como modelo perfecto e imagen de la
santidad que estamos llamados a alcanzar, con la ayuda de la gracia del Señor.
Muchas veces y en nuestro entorno, celebramos fiestas cristianas sin saber
sus raíces, significado y el calado espiritual que tienen para cada uno de
nosotros. En ellas celebramos la intervención de Dios en nuestra historia, que
ha sido querida por Él para amarnos a cada uno de nosotros y abrirnos la puerta
de la Salvación.
Es mi deseo queridas Hijas de María que conozcáis la raíz de la fiesta que celebráis,
para que así vuestra alegría y gozo tenga un verdadero sentido.
Con mi cariño y afecto os deseo una feliz fiesta!
Vuestro Párroco