Queridas
Camareras de la Mare de Déu del Castell e hijos de Corbera, nos disponemos a
celebrar la novena y fiestas en honor a nuestra patrona, movidos siempre por el
amor a ella que nos escucha, guía y acompaña siempre.
La
fiesta a la Mare de Déu del Castell, va ligada al trabajo que hacen las
Camareras durante todo el año, mujeres que dejan sus trabajos, sus quehaceres
del hogar, por servir y propagar el culto y devoción a nuestra excelsa Patrona,
avaladas por muchas generaciones. Nos encontramos en un tiempo cambiante, donde
socialmente hay muchas reivindicaciones, de alguna manera hechas ya en el
tiempo y que es importante recordarlas también mirándola a ella, nuestra Madre
Santísima.
La
Virgen María, es modelo hoy para la mujer, pues ella no actúa solamente como la
madre que cuida a los hijos con solicitud maternal y atiende los quehaceres de
casa, sino que también es la mujer que coopera en la Salvación de los hombres,
y no solo con su maternidad, sino con sus cualidades y disposiciones
interiores. Jesús reconoce en su madre a la mujer con todo su valor, pues las
dos ocasiones que él se dirige a ella en el Evangelio de San Juan (2,4; 19,26)
la llama “mujer”; es como una invitación que nos hace a los cristianos para que
hagamos nosotros el mismo descubrimiento y veamos en ella a la mujer. En María
se ven reflejados y, como grandes pinceladas las cualidades de las mujeres de
nuestro tiempo: La ofrenda total del amor, la fuerza que sabe resistir a los
más grandes dolores, la fidelidad sin límites, la laboriosidad infatigable y la
capacidad de conjugar la intuición penetrante con la palabra de apoyo y
estímulo (Redemptoris Mater nº 46).
En
la plenitud de la redención, Dios ha manifestado la dignidad de la mujer. “Al llegar a plenitud de los tiempos, envió
Dios a su hijo, nacido de mujer” Gl 4,4. Si San Pablo dijera solo de María,
sería solamente un detalle biográfico, pero al escribir nacido de mujer, le da
a su afirmación un alcance universal. Toda mujer ha sido elevada en María a ese
gran honor. De la ejemplaridad de María, en cuanto modelo de la iglesia de modo
inminente y singular por su maternidad virginidad nos habló del Concilio
Vaticano II: “la Madre de Dios es tipo de la Iglesia en el orden de la fe, de
la caridad y de la unión perfecta con Cristo” (Lumen Gentium nº 63).
Quien
sigue del todo a Jesús no puede prescindir de la mujer que nos lo dio
engendrándolo en sus entrañas por obra del Espíritu Santo y que a la vez que se
hizo madre nuestra fue el modelo más perfecto y acabado del discípulo de Jesús.
La Virgen realizó plenamente los planes de Dios, escuchando y cumpliendo las
palabras de su hijo. Su “hágase” es la respuesta total y generosa a la palabra
de Dios dicha por el ángel.
Que
nuestra madre que eleva el don de la maternidad al traernos la alegría en
Cristo, nos ayude también a reconocerla como modelo vivo de toda mujer y creyente.
Con
mi deseo que estas fiestas sean tiempo de alegría y de encuentro, os deseo unas
felices fiestas en familia. Visca la Mare de Déu del Castell!.
Vuestro Párroco
Fotografía y Diseño:
Carmen Jiménez