Muy queridos hijos
de Corbera,
Durante este tiempo de Cuaresma nos hemos preparado para la celebración del
Misterio Pascual de nuestro Señor, que como cada año nos une para celebrar y
manifestar públicamente nuestra fe.

A luz del evangelio dominical palabras como tentación, conversión, transfigurar, resucitar, destruir, construir, tiniebla,
luz, morir, Glorificar, humillación y exaltación han acompañado nuestro
camino cuaresmal centrando y orientando nuestra vida al Señor, quien nos busca
insistentemente y desea nuestra conversión.
“Para mí la vida es Cristo”
Flp. 1, 21a, decía san Pablo a
los Filipenses, y este año lo hemos hecho nuestro emblema, un Cristo Glorioso pero
también crucificado, que no debe causarnos desconsuelo, sino todo lo contrario
bálsamo para nuestra vida, ya que “sus
heridas nos han curado” 1Pe 2, 24b.,
dándonos una vida nueva en Él, rescatada por su sangre. Aunque muchas veces a
causa de nuestro pecado nos alejemos, Él
siempre sale a nuestro encuentro para abrazarnos y mostrarnos sus llagas
gloriosas y así reconciliarnos, pues “Con
Cristo hemos sido crucificados, y ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive
en mi” Gl 2, 20.
Os deseo que estos días santos, nos lleven a la contemplación de Cristo
muerto y resucitado, y renacidos en la Noche Pascual, nuestra vida sea mejor
vivida en Él que es todo para nosotros.
Vuestro Párroco