Muy queridos hijos
de Corbera,
Durante este tiempo de Cuaresma nos hemos preparado para la celebración del
Misterio Pascual de nuestro Señor, que como cada año nos une para celebrar y
manifestar públicamente nuestra fe.
El Papa Francisco en su mensaje para esta cuaresma, nos exhortaba a “volver al Señor con todo el corazón y con
toda la vida”, y nos invitaba a huir de los falsos profetas de nuestro
tiempo, que quieren apagar la caridad de nuestra vida, y que buscan encantarnos
con las ilusiones falsas y pasajeras de este mundo. Para combatir todo ello nos
invitaba a unirnos al ayuno, la limosna y la oración como medios especiales
para apaciguar nuestra vida, para que dejando nuestros propios intereses,
busquemos los de Dios.
A luz del evangelio dominical palabras como tentación, conversión, transfigurar, resucitar, destruir, construir, tiniebla,
luz, morir, Glorificar, humillación y exaltación han acompañado nuestro
camino cuaresmal centrando y orientando nuestra vida al Señor, quien nos busca
insistentemente y desea nuestra conversión.
“Para mí la vida es Cristo”
Flp. 1, 21a, decía san Pablo a
los Filipenses, y este año lo hemos hecho nuestro emblema, un Cristo Glorioso pero
también crucificado, que no debe causarnos desconsuelo, sino todo lo contrario
bálsamo para nuestra vida, ya que “sus
heridas nos han curado” 1Pe 2, 24b.,
dándonos una vida nueva en Él, rescatada por su sangre. Aunque muchas veces a
causa de nuestro pecado nos alejemos, Él
siempre sale a nuestro encuentro para abrazarnos y mostrarnos sus llagas
gloriosas y así reconciliarnos, pues “Con
Cristo hemos sido crucificados, y ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive
en mi” Gl 2, 20.
Os deseo que estos días santos, nos lleven a la contemplación de Cristo
muerto y resucitado, y renacidos en la Noche Pascual, nuestra vida sea mejor
vivida en Él que es todo para nosotros.
Vuestro Párroco